¿Alguna vez has tenido ganas de irte lejos, muy lejos?
En su inmensidad el Océano Pacífico
tiene mucho que ofrecer para todos los que buscan aislarse. Si no tienes
ni idea de cuál será tu destino, estas cinco islas están localizadas en el
último rincón del mundo y no necesitas un velero para llegar.
Niue
Olvídate de las playas llenas de palmeras – no hay ninguna
en Niue. Lo
que sí puedes hacer es ponerte un visor y explorar los paisajes submarinos,
túneles y cavernas, arrecifes en donde seguro te encontrarás con tortugas y
serpientes marinas, principalmente en Snake Gully. Nada junto a delfines
durante todo el año o con ballenas jorobadas desde Mayo hasta Octubre.
Existe
por toda la isla un sistema de cavernas asombroso, senderos a través del bosque
tropical y excelentes lugares para practicar ciclismo de montaña.
Cómo llegar: Vuelos de Air New Zealand (www.airnewzealand.com) saliendo desde Auckland una vez por semana. Rentar
un auto en la isla es una buena idea para desplazarte.
Hospedaje: Desde el recién
remodelado Matavai Resort hasta diferentes 'moteles' pequeños (la mayoría cabañas en hermosas
ubicaciones) y hostales, hay opciones para todos los presupuestos.
Personas practicando snorkelling en rock pools, Niue. Fotografía de
Casey Mahaney.
Isla Pitcairn
Si sueñas con una aventura pirata, la Isla
Pitcairn, escondite de varios marinos rebeldes y última colonia británica del
Sur del Pacífico en la actualidad, es el
lugar indicado. Con una población de 55 personas, las cuales pueden rastrear
sus orígenes hasta los primeros piratas que habitaron el lugar.
Abarcando
4.5 kilómetros cuadrados de superficie, con subidas y bajadas y únicamente una
playa, Down Rope, con arena color gris, rodeada de rocas y fosas. En cualquier
lugar de la isla tendrás hermosas vistas al mar, pero la mejor aventura es
conocer a la gente local y sus historias. Brenda Christian te puede llevar de
pesca, Jay y Carol Warren estarán más que encantados en enseñarte sobre la
flora local. La familia Christian tiene el único restaurante de la isla,
Christian´s Café, donde los viernes por lo noche mucha gente se reúne.
Cómo llegar: Pitcairn Travel (www.pitcairntravel.pn) ofrece uno o dos viajes al mes en el ferri MV
Claymore desde Mangareva en la Polinesia Francesa por $5000 dólares viaje
redondo, con una estancia de tres días en la isla. Tendrás que volar primero a Papeete,
Tahití y luego a Mangareva (Air Tahiti -www.airtahiti.com).
Alrededor
de 10 cruceros hacen paradas en Pitcairn cada año, trayendo turistas a la isla
por un día. Sin embargo, si el mar está muy picado, no se puede llegar a la
isla y los viajeros solo pueden verla desde cubierta.
Hospedaje: Pitcairn Travel te ayudará a organizar tu estadía
con alguno de los residentes, incluyendo alimentos.
Adamstown,
Pitcairn. Fotografía de Celeste Brash.
Tokelau
Está pronosticado que las tres islas coralinas de Tokelau serán inhabitables para el final de este siglo debido a que el nivel del
mar subirá demasiado. Muchos de los isleños han emigrado, pero aquellos que se
han quedado han desarrollado un programa de energía solar que proporciona
electricidad a todo el pequeño país. La familia es sumamente importante y la
comunidad emplea el inati, un sistema en el que los recursos
se comparten entre familias según las necesidades.
Actividades:
pesca (con pescadores locales), snorkeling o buceo, campamentos en las playas o
puedes ir a bailar y pasarla bien en la “Community Disco”.
Cómo llegar: los barcos Supply desde Apia, Samoa salen cada 12 días con un
costo entre NZ$286-528 por viaje redondo, dependiendo de la clase.
Hospedaje: las reservaciones
para el barco u hospedaje en alguno de los pequeños hoteles deben hacerse con
tiempo de anticipación a través de Tokelau Apia Liaison Office (www.tokelau.org.nz). Ahí mismo deberás solicitar un permiso de
visitante, con un costo de NZ$20.
Laguna Nukunonu, Tokelau. Fotografía: CloudSurfer.
Tuvalu
Tuvalu es otra pequeña nación en
un atolón remoto, amenzada por el nivel del mar que sube constantemente. La arena blanca, el agua cristalina y miles de
palmeras adornan la capital Fongafale, que alberga 4500 habitantes.
Sal del pueblo y explora las cinco hermosas isletas
del Área de Conservación Fanafuti. O experimenta la vida tradicional de las
pequeñas islas en Funafala por ejemplo o en el pueblo principal y participa en
el fatele, una sesión muy
competitiva de danza y música de proporciones explosivas.
Cómo llegar: Fiji Airways (www.fijiairways.com) vuelo a Tuvalu una vez a la semana desde Suva,
Fiji, y Pacific Sun (www.airpacific.com) hace la misma ruta dos veces a la semana. Algunos
barcos de carga llegan a la isla desde Fiji (un viaje de aproximadamente cuatro
días) aunque los horarios son irregulares. Más información: Pacific Agencies
(info@pacship.com.fj) y Williams & Goslings (www.wgfiji.com.fj) ambos en Fiji.
Hospedaje: Hay alrededor de
media docena de lugares para quedarse en Tuvalu, para mayores informes visita: www.timelesstuvalu.com.
Niños en la
escuela durante la ceremonia de bienvenida, Tuvalu. Fotografía de Will Salter.
Wallis
& Futuna
Wallis y Futuna son
dos diferentes islas Polinesias colonizadas por Francia. La capital,
Wallis tiene raíces Tonganas mientras que Futuna es Samoana. Wallis es relativamente
plana, con antiguos fuertes Tonganos y
lagos en cráteres; las colinas de Futuna están cubiertas por pequeñas junglas
llenas de flores que adornan las blancas playas.
Las
dos islas que técnicamente son parte de Francia, comparten un desagrado por el
turismo, por lo cual su cultura permanece intacta y sus nombres en el anonimato
fuera de la región. Si vas, no esperes servicios turísticos o mucha ayuda por
parte de la gente, es un lugar en el que debes hacer un esfuerzo para salir a divertirte
y hacer amistades.
Cómo llegar: Aircalin (www.aircalin.com) vuela desde Noumea, Nueva Caledonia a Wallis tres
veces por semana. Hay alrededor de 10 vuelos por semana entre Futuna y Wallis.
Hospedaje: Ambas islas cuentan
con hoteles, los cuales dan servicio principalmente a funcionarios franceses y
ninguno de ellos es barato (tarifas
desde $100 dólares aproximadamente).
Rentar un coche es vital, ya que es la única forma de moverse.
Lago cráter Wallis.
Fotografía de Celeste Brash.
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